Cuando comencé estaba un poco desanimada porque estaba pasando por una mala temporada a nivel físico. Estaba triste porque estos cambios no me permitían seguir con mi actividad diaria, el tener que asistir a clase me ayudó a salir de ese laberinto en el que me estaba metiendo. He aprendido a darme permiso sin sentirme culpable por ello. También a que no debo de dar tanta importancia a lo que los demás piensen de mí, ese es su problema.
Ahora estoy disfrutando de la vida, queriéndome mucho, la persona que más nos va a querer y mejor nos va a cuidar es una misma.
MONTSE (51 AÑOS)